T. Mónica García Quintero

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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“Mi camino formativo, me ha enseñado que la exigencia y el amor, son las bases para la educación”

 

Nací en Medellín, un 28 de Agosto de 1981. Mi formación pedagógica comenzó en la Normal Nuestra Señora De Fátima (Ebéjico), luego en la Escuela Normal Superior Pedro Justo Berrío (Santa Rosa de Osos) y en la Escuela Normal Santa Teresita del niño Jesús (Sopetrán). Allí obtuve el título de Normalista Superior con énfasis en Ciencias Naturales y Educación Ambiental (Universidad de San Buenaventura). Estos primeros espacios me ayudaron a construir las bases pedagógicas y profesionales, para enfrentarme, desde muy temprana edad,  al campo de educar; pero siempre con la convicción de crecer cada día más, tanto en lo emocional como en lo académico. Por ello decidí  realizar la Licenciatura en básica con énfasis en Matemáticas, en la Universidad de Antioquia, y como estaba convencida de la necesidad de contribuir a la transformación de los procesos de enseñanza y los procesos de aprendizaje, me integré al grupo de Investigación, de la misma universidad, llamado “Matemáticas, escuela y sociedad (MES)”. Allí soy maestra en formación, en el campo investigativo, clave primordial para dicha transformación. En esta Universidad también acompaño y oriento el Semilleros integrado: exploradores con-sentido en la matemática y ciencia, donde la aprendí la necesidad y responsabilidad de conformar equipos de trabajo (docentes en diferentes áreas y especialidades) para planear en forma interdisciplinada.

Mi experiencia laboral comenzó haciendo reemplazos en las mismas escuelas normales donde estudié y en las demás escuelas de los municipios, poco a poco fui formalizando mi profesión, primero en preescolares privados, donde la ternura, la alegría e inocencia de los niños y niñas, fueron los pilares para aprender que  la preparación de material, la creatividad, la recursividad y las ganas de enseñar, son las estrategias que todo docente debe tener, si se quiere contribuir a la transformación – claro que en ese tiempo, no pensaba en este término (transformar), sino en la posibilidad de cambiar el  mundo-.

Luego orienté el modelo de “Aceleración del Aprendizaje” con niños, niñas y jóvenes trabajadores/as en la calle, ellos y ellas presentaban condiciones de extraedad y  vulnerabilidad. Esta experiencia posibilitó crecer mucho más, pues estaba enfrentada a diario con situaciones desastrosas  reales de esta población. Convivir con esta experiencia hizo que creciera mucho más como mujer, ciudadana y profesional, acompañada de aprendizajes como la importancia y necesidad de la equidad de género, la justicia, la formación permanente y  la inclusión. Mis ganas de seguir transformando y con la utopía de un mundo mejor fueron creciendo cada vez más, me di cuenta que el compromiso era aún mayor, para ello debía seguir preparándome y trabajando un poco más duro.

Luego seguí orientando este mismo modelo, pero con niños y niñas con características diferentes y con menos problemáticas, con esta experiencia me vi enfrentada a la tarea de gestionar y hacer proyectos, en pro de la comunidad, mi liderazgo fue creciendo y cada vez más me daba cuenta de las diferentes necesidades que presenta una comunidad. Comencé entonces a trabajar con mujeres y niñas, en situaciones de vulnerabilidad, recibí apoyo de comisaría de familia, el ICBF y casa de la mujer, en el marco de preparación de talleres, atención e intervención a esta población; en aras de aprender más herramientas para el trabajo con ellas y desaprender otros aspectos, realicé el  diplomado en género y educación. También orienté el trabajo de alfabetización de adultos con metodología CAFAM, donde el compromiso, las ganas de superación, la ternura y la responsabilidad, características de ellos y ellas, fueron también aprendizajes que fundamentaron mi quehacer docente.

Por último, laboro en una escuela oficial, orientando la básica primaria en sus diferentes áreas del conocimiento. Allí trabajo por proyectos de acuerdo a las condiciones socioculturales de los niños y niñas. Esta forma de trabajar me ha posibilitado entender más la forma de aprender de ellos y ellas, la forma de actuar en la escuela y la forma de seguir actuando y transformando sus propios mundos; además descubrí que las diferentes áreas del conocimiento intervienen en la vida misma de una manera transversal y no fragmentada. Prepararme disciplinalmente y didácticamente en las diferentes áreas, ha sido mi compromiso y este crece cada día más, así como también las ganas de seguir contribuyendo a la transformación de la calidad de la educación.

En fin, cada experiencia va acompañada de sueños, compromisos y más utopías.

 

Gracias a todas aquellas personas influyeron en mi formación inicial y continuada, y  también a aquellas que posibilitaron ser Tutora del Programa “Todos a aprender”, así continuaré con mi sueño y con la utopía de “un mundo mejor”.